Inicio / Movimientos artísticos / Orientalismo
El orientalismo es un movimiento artístico que tiene poco más de 2 siglos de historia. Desde sus inicios se enfocó en mostrar a la cultura oriental como una idiosincrasia particular digna de admiración, análisis y estudio. Pero con el paso de los años, la perspectiva fue cambiando desde los distintos ángulos que se abordaba.
El término «orientalismo» fue asentado en cuanto a significado a finales de la década de los 70. Esta denominación ha permitido realizar estudios más precisos en cuanto a la cultura oriental y su manifestación en occidente, así como en todas las expresiones artísticas del movimiento.
Tabla de contenidos
¿Qué es el Orientalismo?
El orientalismo es un movimiento artístico en el que se pretende mostrar la cultura oriental abarcando las regiones árabes (Oriente Próximo y Medio), así como ciertas secciones de Asia. Sus formas de expresión incluyen la pintura, la fotografía y la literatura.
Estas obras, en la mayoría de los casos, solo eran representaciones imaginarias inspiradas en fuentes históricas sobre las regiones del Oriente. Así mismo, los artistas plasmaron aspectos decadentes propios de la cultura occidental como parte integral de la vida cotidiana de los personajes, convirtiéndose en un modo de escape para poder presentarlas y satisfacer su propio deseo.
Como consecuencia de esto, el orientalismo se basa casi en su totalidad en la narrativa de historias exóticas y eróticas que evocaban una cultura lejana. Desde la perspectiva europea, al ser esta subdesarrollada, aún conservaba rasgos de la humanidad primitiva, dominada principalmente por los deseos y placeres sensuales.
La razón principal por la que este movimiento tomó esta orientación fue que los principales artistas que la abordaron eran de Europa, principalmente franceses, españoles y británicos. Cada uno quiso mostrar una visión real del norte de África, Europa Oriental y la parte más occidental de Asia, esto en su lucha imperialista por dominar estas regiones.
¿Cuál es el significado de «Orientalismo»?
La palabra «orientalismo» es polisémica, por lo que se pueden encontrar referencias a diferentes conceptos e ideas. El origen del término en español proviene del francés “oriente”, que a su vez dio origen a la palabra inglesa “orient”, este último fue el que se tomó como referencia para la palabra en castellano.
Todas estas palabras provienen del latín “oriēns”, el cual hacía referencia a varios significados que se identificaban según el contexto: la sección oriental del mundo desde Europa como punto de referencia. Esta diferenciación no solo era geográfica, sino también cultural y civilizatoria.
Con estas palabras como base, se conjugó el término «orientalismo» para referirse a las obras de los artistas que hacían cualquier tipo de representación artística sobre las regiones que abarcaban la parte septentrional de África, el sur de Asia y el noreste de Europa.
Durante el siglo XIX el término se usó de forma peyorativa en toda Francia para representar el desdén por la cultura oriental que se mostraba como inferior y decadente. Entre tanto, en Gran Bretaña se usaba la palabra «orientalista» como un sinónimo positivo de artista para aquellos escritores y pintores que tomaron el Oriente como inspiración.
Origen del Orientalismo
El estilo artístico orientalista tiene sus orígenes en la era culminante de la colonización mundial por parte de los imperios del momento: Francia y Gran Bretaña. Cuando Napoleón Bonaparte hizo una expedición a Egipto y Siria (1798 – 1801), donde realizó algunos redescubrimientos de civilizaciones antiguas, sus jeroglíficos y cuneiformes.
Llevó consigo esta información que se aprovechó por los escritores y pintores del romanticismo. En ella encontraron una fuente novedosa para imaginar y plasmar historias exóticas que transportaran al público a regiones lejanas donde ya se habían asentado civilizaciones extraordinarias.
Esto también trajo un interés creciente por los pueblos que, para aquel entonces, ocupaban las regiones de Oriente. Según la perspectiva de los artistas, llevaban un estilo de vida licencioso que no era permitido en la civilización cristiana de la época.
La guerra de independencia de Grecia
También hubo otros acontecimientos históricos que contribuyeron a la fiebre por lo oriental. Por ejemplo, la guerra por la independencia de Grecia -que duró casi una década- fue representada en la obra La matanza de Chios (1824). Esto, junto con la muerte de Lord Byron, hizo que los pueblos occidentales sintieran un fervor empático por estas regiones.
Medios de transporte económicos y el Canal de Suez
Inventos como el ferrocarril y el barco a vapor permitieron que los viajes se hicieran más cortos y económicos, así los artistas podían ir directamente hasta las regiones exóticas de las que tanto habían escuchado. Y como impulso final, la apertura del Canal de Suez permitió un flujo todavía mayor de movimiento desde y hacia las zonas del Oriente.
Los artistas que pertenecían al neoclasicismo abordaron el orientalismo con la intención de dar propaganda al imperio francés. Acompañados de las obras del romanticismo, los occidentales pudieron expresar sus deseos ilícitos reprimidos al plasmar una supuesta cultura licenciosa que priorizaba el erotismo.
La «Sociedad de Pintores Orientalistas»
Como consecuencia, el orientalismo se fue arraigando como estilo artístico convencional, hasta que finalmente se fundó la «Sociedad de Pintores Orientalistas» en 1893 en Francia.
Su primer presidente, Jean-Léon Gérôme, fue profundamente influenciado por los trabajos de Jean Auguste Dominique Ingres, quien pintó “El Baño Turco” y “La Gran Odalisca”, pinturas icónicas del orientalismo. Desde entonces, se impartió el orientalismo como un género de la pintura que permitía ensayar el color, el desnudo, la luz y tipos populares.
Promoción y patrocinio de los imperios europes
El hecho de que los artistas priorizaran los temas orientales se fundamentó en la estrategia propagandística de los imperios que dominaron las respectivas zonas que componen el Oriente. El propósito era exhibir las culturas que se habían conquistado promoviendo el exotismo y las historias fantásticas de cada nación en aquellas tierras.
Esto se ve claramente en una de las obras destacadas del orientalismo, el Napoleón ante la Esfinge de Jean-Léon Gérôme de 1868 – 1869. El mismo efecto tuvo Napoleón visitando a los enfermos de Jaffa de Antoine-Jean Gros.
En cuanto a literatura, el propio imperio francés patrocinó la edición de 24 volúmenes de Descripción de Egipto (Description de l´Ègypte, 1809). En estos libros se mostraba la flora, fauna, topografía, vida silvestre y arquitectura con el claro objetivo de mostrar a Egipto como un trofeo de gran valor cultural para Francia.
Este registro sirvió de inspiración y como fuente de información para que los artistas pintaran sobre el clima, la arquitectura y otros rasgos visuales de la cultura oriental. Esto llevó a que el resto de Europa se interesara por los elementos egipcios y otros artistas comenzaron sus propios bocetos, que más tarde perfeccionaron y mostraron al mundo occidental.
Por otra parte, artistas como Delacroix pintaron sobre la crueldad de la guerra para mostrar el poder del imperio sobre los pueblos más débiles. Su perspectiva tuvo una influencia más penetrante porque él sí viajó a los lugares de los hechos, lo que acentuó sus obras como fidedignas.
Otros artistas tomaron el camino de Delacroix y fueron hasta las regiones orientales para crear sus propias obras. Pero a pesar de todo, ninguno, ni siquiera Delacroix, pudieron deslindarse por completo del romanticismo erótico que atraía a los occidentales.
Características del estilo Orientalista
En sus inicios el orientalismo abordó varias temáticas diferentes en las que se pretendía mostrar una visión más amplia de esa cultura. Sin embargo, podemos clasificarlas de acuerdo a sus características más resaltantes.
Escenas eróticas y sensuales
Además de las escenas de erotismo disimulado en pinturas de harenes, balnearios y otros entornos nudistas, también se buscaba transmitir sensualidad. Ello servía para potenciar la idea de una cultura mística y exótica, pero también inferior a la europea, pues se dejaban llevar por los bajos placeres.
Temática de la ciudad
Otro punto focal fueron las ciudades. Y es que al poder viajar y alojarse en los propios entornos, los artistas orientalistas quisieron mostrar en sus obras la arquitectura y los contextos en los que la gente hacía vida. De ahí que comenzaran a usar los colores cálidos y los contrastes acentuados en la luz para representar el clima oriental.
Esto hizo que el orientalismo se viera como un estilo artístico en el que se debía viajar obligatoriamente. Pero para los aprendices que no tenían el potencial de hacerlo, una vez se formalizó el estilo, se fundaron diferentes escuelas orientalistas en Inglaterra, Francia, Italia y Rusia. Así los maestros que sí habían hecho el viaje o que habían aprendido de los que sí fueron, podían enseñar.
El Orientalismo como estudio cultural
Aunque al referirnos al orientalismo hablamos del movimiento artístico, años después se vio vinculado con lo que hoy conocemos con los «estudios orientales». En ellos se realiza una crítica objetiva desde la sociología al entendimiento de la cultura oriental desde los ojos de Europa. Son diversos los intelectuales que aportaron en dichas reflexiones, pero el más importante es Edward Said.
A partir de 1963 comienza su carrera como académico y catedrático en diferentes casas de estudios reconocidas mundialmente. Fue miembro de diferentes comités y organizaciones políticas destinadas a la liberación del pueblo palestino.
Estas participaciones le hicieron merecedor de varios reconocimientos y fue invitado a participar en conferencias. Asimismo, publicó en innumerables ocasiones en periódicos, revistas y fue el editor en jefe de los libros Convergences, de la Harvad University Press.
El orientalismo puesto en perspectiva por Said
Durante la época en la que formaba parte de los movimientos que defendían la libertad del pueblo palestino, Said escribió su obra más reconocida, a la que tituló sencillamente Orientalismo (1978). En este libro Said mostró cuáles eran las raíces del movimiento artístico que recibe el mismo nombre y cómo había influido en la percepción del mundo oriental a nivel global.
Said propone que el orientalismo proviene de una visión sesgada de los imperios que dominaron las regiones que componen el Oriente Medio, Asia Occidental y Europa Oriental. Cada uno contando lo que, a su parecer, era la realidad de todo el Oriente, pero que, en realidad, solo era una estrategia de dominación para hacer ver superior a Europa.
Es por eso que, en su obra, este escritor aludió a tres diferentes definiciones que tenía este término. Estas han servido para filtrar un concepto más preciso para que las nuevas generaciones comprendan el Oriente Medieval.
Orientalismo según Europa
La primera definición implica que, para Europa, Oriente solo era el antónimo de su civilización y que el Occidente estaba más adelantado y era, por tanto, superior. De manera que el orientalismo, por una parte, solo servía para el engrandecimiento de Europa desde su propia perspectiva elevada.
Orientalismo desde lo académico
La segunda definición de Said establece que Oriente solo posee las virtudes, costumbres, estilo de vida y cultura en general que Europa ya no tiene por haber avanzado en sentido intelectual y demás aspectos socio-económicos. Esto implica que los artistas que pintan, escriben y componen sobre Oriente, no han basado sus obras en la investigación empírica sobre las regiones de las que hablan.
Solo hacen un descarte identificando las características destacadas de la cultura occidental sobre la oriental, y parten desde allí para hacer todas sus obras. Para Said este enfoque del orientalista no es imparcial porque los artífices no han hecho una valoración real de lo que Oriente en realidad es y representa para el mundo europeo.
Solo es un Oriente imaginario que los académicos han creado desde sus aulas para sus estudiantes, en lugar de reflejar las costumbres reales del Oriente por un estudio honesto de la región.
Orientalismo por la historia
En la tercera definición que Said propone dice que el orientalismo es una idea creada por los occidentales en la que ellos describen, proponen, razonan y deciden sobre lo que es Oriente. El objetivo es crear una estructura de dominación que defina la región.
Esto ocurre como resultado de los años en los que las potencias europeas han dominado las regiones del Oriente desde finales del siglo XVIII. Así que queda la costumbre de ser estas quienes, autoritariamente, creen el “Orientalismo”.
Además, Said indica que Estados Unidos también ha contribuido a que se cree este concepto de las regiones orientales. En este caso, no por su experiencia imperialista, sino desde su injerencia económica con naciones circundantes. Estados Unidos ha usado los medios de comunicación para describir un Oriente lejano a sus orígenes y realidad presente (en el tiempo de Said).
El concepto que debe tener el Orientalismo según Said
En su obra, Said también hace una propuesta de la forma correcta en la que el Orientalismo debe conceptualizarse. Dice que son los propios orientales quienes deben definir su arte, su cultura y darla a conocer y no deben depender de una perspectiva ajena, tal y como ha hecho Europa consigo misma.
En ese mismo orden de ideas, explica que es imperativo que el concepto de orientalismo esté libre de la hegemonía occidental y sus teorizaciones sobre lo que debería ser Oriente. Said no pretende cortar relaciones culturales con el occidente, sino que este no injiera en la definición de lo que es oriental y lo que no lo es.
Artistas importantes del Orientalismo
El Orientalismo tiene sus artistas consagrados y representativos, como cualquier otro movimiento artístico. Cada uno vivió épocas y contextos diferentes que plasmaron en sus obras para contar la realidad del momento que estaba viviendo el Oriente.
Jean Auguste Dominique Ingres (1780 – 1867)
Este pintor francés plasmó dos de las escenas más icónicas del orientalismo, La Gran Odalisca y El Baño Turco. Ambas están cargadas de sensualidad y erotismo, mostrando la figura femenina voluptuosa como centro de atención más bien que la cultura oriental. Jean Auguste Dominique nunca viajó a ninguna región del Oriente, por lo que todas sus obras son invenciones basadas en historias de los que sí fueron y sobre los escritos de otros artistas.
Jean-Léon Gérôme (1824 – 1904)
Este orientalista sí viajó hasta Egipto, Turquía y varias regiones de Asia Menor, esto le permitió tener una visión real sobre la arquitectura y el uso que le daban sus habitantes. Su obra más representativa es Plegaria pública en la mezquita de Amr, El Cairo. En ella muestra cómo oraban los musulmanes, esto, quizás lo obtuvo de relatos de los pobladores, ya que el templo que él retrató ya estaba en desuso.
Jean-Léon Gérôme es reconocido como un artista meticuloso por los detalles precisos con los que hacía contrastes estupendos que resaltan las secciones estructurales de las construcciones.
Mariano Fortuny (1838 – 1874)
Mariano era un becado que estaba residenciado en Roma y fue comisionado por el parlamento de Barcelona para documentar las batallas entre España y Marruecos. Estando allá se dedicó al estudio y recopilación de datos sobre las batallas, pero se sintió dominado por la cultura y la intensa luz de África.
Logró hacer varias obras importantes con un estilo algo menos estilizado, pero centrado en escenas cotidianas de lo oriental. Se reconoce a Fortuny como un orientalista de «pinceladas sueltas».
David Roberts
Roberts fue un orientalista de origen escocés que retomó el romanticismo en sus obras orientales para rescatar las civilizaciones antiguas de Egipto y Próximo Oriente. Su principal reconocimiento viene de las pinturas de las esculturas faraónicas que retrató con detalles de calidad de fotografía. El exotismo de sus pinturas causó furor entre la comunidad en toda Inglaterra.
William Holman Hunt
Hunt visitó el Próximo Oriente en varias ocasiones para encontrar escenarios reales para sus obras. Una de sus pinturas representativas es “El niño Jesús hallado en el templo”. En esta obra muestra una perspectiva precisa de la luz de Palestina y su disposición de los maestros en cúmulo maravillados por las respuestas del niño Jesús, es bastante elocuente teniendo presente las costumbres de la época del relato.
Eugène Delacroix (1798 – 1863)
El pintor francés Delacroix focaliza sus obras a un carácter histórico más que centrarse en el erotismo y la sensualidad de sus similares. Tanto La matanza de los Chios como La muerte de Sardanápalo son muestras de su interés inicial por la historia oriental. Pero al viajar a Marruecos y Argelia se ve maravillado por lo exótico de la cultura y las costumbres, por lo que comienza a pintar al respecto. Su obra Mujeres de Argel muestra detalles arquitectónicos y algo de la sensualidad de las mujeres del harén, pero sin caer en el erotismo ilícito.
Orientalismo en las Bellas Artes
El progreso de las artes pictóricas y las corrientes artísticas que se desarrollaron antes del siglo XVIII influyeron sobremanera en la forma en la que los artistas representaron al Oriente en sus obras.
El romanticismo fue el principal estilo que predominó en las obras tempranas del orientalismo. Sus intérpretes quisieron hacer ver que la cultura oriental aún conservaba los rasgos de sexualidad ilícita que los europeos pretendían aparentar haber pasado. Pero el hecho de que muchos de ellos nunca visitaran las regiones que ilustraban, mostró que se trataba de sus deseos íntimos.
En la pintura encontramos muchos ejemplos del erotismo que los europeos aún no habían superado. Figuras como Delacroix, Fortuny o Dominique Ingres son vitales en el desarrollo de esta disciplina artística.
De hecho, hasta las traducciones literarias que se realizaron de primero lo ratifican, a saber: el Kama Sutra (1883) y Las mil y una noches (1885); ambas de Francis Burton.
Otra obra literaria reconocida que entra en el romanticismo erótico es Salammbô, donde se muestra la antigua ciudad Cartago como el hogar de semitas de baja moralidad, la cual es relatada con un erotismo atrayente para el lector occidental de la época.
El mensaje de fondo de esta novela es mostrar una cara opuesta a lo que era la Roma antigua, con su cultura “superior” y más bien centrada en lo intelectual y filosófico. Sin embargo, ya a mediados del siglo XIX, los artistas también se fijaron en los ambientes exteriores y la arquitectura del Oriente. Por eso, a finales de ese siglo, las pinturas describen los cielos despejados con nubes tenues, el intenso resplandor del sol africano y las vestimentas coloridas de los mercaderes, las esclavas y los hombres ricos, cada uno con sus matices.
Autor: Luis Avalos
Literato, especialista en poesía latinoamericana, y estudioso del arte en sus variadas expresiones. Mi objetivo es que conozcamos juntos el desarrollo del arte escrito de forma sencilla, amigable y entretenida. Más sobre Luis.